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Nutrición y salud oral

La información prioritaria

La nutrición y la salud bucal existen en una relación simbiótica: así es como se afectan entre sí y cómo tu alimentación puede respaldar una buena salud bucodental.

A continuación te ofrecemos información de interés:

Lo que comemos se refleja no solo en nuestra vida diaria sino también en nuestra boca! Nuestra boca es el primer punto de contacto entre los alimentos que tomamos y nuestro cuerpo. Por lo tanto, comer los alimentos adecuados es importante para la salud general y la salud de los dientes y las encías. Hay varios tipos de alimentos y bebidas que debemos consumir con precaución.

  1. Alimentos azucarados

Los caramelos, las gomas de mascar, los bocaditos ácidos, las gominolas, el algodón de azúcar son extremadamente dañinos. Incluso los jugos de frutas y los jarabes para la tos suelen contener azúcares. Estos se adhieren a nuestros dientes y provocan caries, una condición que puede ser grave para las personas con mala nutrición. Se recomienda evitar los alimentos blandos y dulces que se pegan a los dientes.

  1. Bebidas carbonatadas

La fuente de mayor aporte de exceso de azúcar en la dieta de niños y adolescentes proviene de las bebidas carbonatadas. Las gaseosas y las bebidas energéticas no son buenas para los dientes y la salud en general debido a su alto contenido de azúcar. Muchas de estas bebidas contienen ácidos fosfórico y cítrico, que atacan y alteran el esmalte dental, desmineralizándolo.

  1. Alimentos ricos en almidón

Los alimentos ricos en almidón se unen para adherirse a los dientes y entre ellos. Además, actúan como el azúcar y pueden afectar gravemente a la dentición.

  1. Alimentos cítricos

Las frutas, los jugos envasados y el vino ​​suelen contener diferentes ácidos. No se considera una opción saludable y expone tus dientes a una cantidad elevada de ácido, erosionando el esmalte y afectando la dentina con el tiempo. Es una de las causas por la que muchas personas se han vuelto propensas a desarrollar lesiones de caries.

  1. Alimentos duros

Los alimentos que actúan con fuerza sobre nuestros dientes deben evitarse a toda costa y son una de las razones más comunes de la fractura de dientes y restauraciones dentales (empastes). Se debe rehuir los alimentos masticables como los caramelos duros , que son una de las principales causas de esta emergencia dental. También está totalmente prohibido masticar hielo. Y recuerda, ¡los dientes no son herramientas!

  1. Alimentos y bebidas con cafeína

La cafeína no es adecuada para varias razones. Puede manchar los dientes, causar sequedad en la boca y provocar la erosión del esmalte.  Evita el consumo excesivo de café, té y otros productos similares con cafeína.

  1. Alcohol

Conocemos los efectos nocivos del alcohol desde hace años. El consumo habitual de bebidas alcohólicas puede provocar sequedad en la boca, lo que aumenta el riesgo de infecciones orales y enfermedades de las encías. Este consumo excesivo también está relacionado con el cáncer oral.

Comer bien para una boca saludable

Una dieta bien balanceada se reconoce por dos características principales: variedad y cantidad. Las personas siempre deben optar por dietas que contengan los cuatro grupos de alimentos importantes y olvidarse de las dietas basura, ya que pueden conducir a deficiencias de vitaminas y minerales.

  • Alimentos que contienen calcio: los productos lácteos como el queso, el yogur y la leche, las verduras de hoja verde y las almendras ayudan a proteger y reconstruir el esmalte dental.
  • Alimentos ricos en proteínas: la carne, las aves, las legumbres y el pescado le brindan a tu cuerpo una nutrición esencial crucial para mantener dientes sanos.
  • Frutas y verduras: contienen vitaminas y minerales naturales y actúan para proteger nuestra dentición de las caries al neutralizar los ácidos y reducir las partículas de alimentos en los dientes.
  • Agua: el agua desintoxica naturalmente el cuerpo, el agua hidrata y mantiene la salud en general, lo que la convierte en la bebida más amigable para los dientes que existe.

El término erosión dental se refiere al proceso químico debido a ácidos no bacterianos, que provocan la pérdida de los tejidos duros del diente. En este proceso, primero se pierde el esmalte y luego la dentina. La erosión dental es causada por varios factores extrínsecos e intrínsecos. Junto con el ácido intrínseco (gastrointestinal), los factores extrínsecos incluyen diversas sustancias dietéticas, especialmente aquellas que contienen ácido cítrico, ácido fosfórico, ácido ascórbico, ácido málico, ácido tartárico y ácidos carbónicos. Estos ácidos dietéticos están presentes en varios refrescos, frutas, jugos de frutas, algunos tés de hierbas, vinagre y vinos secos. Se ha demostrado una asociación entre el consumo excesivo de estas bebidas y la erosión dental. Es evidente que el consumo de refrescos produce una caída del pH salival. Cuando el pH alcanza el valor de 5,5 empieza la disolución del esmalte. Aunque el consumo esporádico de estas bebidas tiene un efecto insignificante sobre el esmalte dental, un tiempo de contacto prolongado entre el esmalte dental y los refrescos aumenta las posibilidades de desmineralización del esmalte. En circunstancias normales, la secreción salival aumenta en respuesta al consumo de bebidas y elimina el ácido de la superficie dental, protegiendo contra la erosión. Sin embargo, las personas con flujo salival reducido tienen un mayor riesgo de disolución del esmalte. Como medida preventiva, no está recomendado cepillarse los dientes inmediatamente después del consumo de estas bebidas porque se produce un aumento de la pérdida de minerales del esmalte. Es preferible esperar unos 20-30 minutos.

La caries dental es la desmineralización irreversible de los tejidos duros de los dientes, es decir, el esmalte y la dentina. Esto ocurre debido a la formación de ácidos originados por bacterias en la placa dental a través del metabolismo de los azúcares de la dieta. Los dientes inmediatamente después de su erupción son los más susceptibles al inicio de la caries dental. Además, los dientes con retracción gingival son más propensos a la caries radicular (caries en la raíz del diente). La asociación de caries dental y azúcares en la dieta ha sido ampliamente comprobada en la  literatura. Existe también una clara asociación entre la caries dental y el consumo de azúcar entre comidas. Evitar el consumo de azúcar entre comidas y reducir el azúcar en la dieta puede minimizar la caries. El tipo de azúcar consumido y el tipo de alimentación también juegan un papel importante en el desarrollo de la caries. El mayor poder cariogénico (capacidad de producir caries) es para la   sacarosa, mucho más que para otras formas de azúcares como la fructosa, la maltosa, la lactosa o la glucosa. Existen informes controvertidos relacionados con el potencial cariogénico de determinadas frutas, pero en cualquiera caso, siempre es menor que el de la  sacarosa. El flúor reduce el riesgo de los azúcares. Por lo tanto, disminuir la cantidad y la frecuencia de la ingesta de azúcar en combinación con aplicaciones adecuadas de flúor ayuda en el control de la caries dental. Ciertos alimentos, como el queso y la leche, tienen un potencial protector de los dientes por su efecto contra la desmineralización dental.

La enfermedad periodontal (enfermedad de las encías) es una enfermedad crónica que afecta el componente de soporte de los dientes y, si no se trata, puede provocar la pérdida de dientes lo que puede afectar negativamente la función masticatoria, la ingesta dietética y el estado nutricional. Las enfermedades periodontales progresan más rápidamente en las personas desnutridas. Las deficiencias de vitaminas A, C, E, ácido fólico y calcio se han asociado con la enfermedad periodontal.

La vitamina A juega un papel importante en el mantenimiento de las mucosas y su deficiencia puede provocar gingivitis, otras alteraciones de la encía y reabsorción del alveolo. La deficiencia del complejo de vitamina B se asocia con una menor resistencia a las agresiones bacterianas y el papel de la vitamina B, particularmente el ácido fólico, es de interés actual en la regulación de la salud de los tejidos periodontales. Las investigaciones actuales indican que una deficiencia de ácido fólico está asociada con la capacidad reducida del tejido periodontal para actuar contra los irritantes bacterianos.

La relación entre la vitamina C y la enfermedad periodontal puede deberse al papel de esta vitamina en el mantenimiento y reparación del tejido periodontal saludable junto con sus propiedades antioxidantes. Los nutrientes antioxidantes como las vitaminas A, C y E son importantes para mantener la salud periodontal. Estos antioxidantes se encuentran en muchas frutas, verduras y granos.

Existe una relación entre la ingesta de calcio y las enfermedades periodontales. El calcio juega un papel crucial en la densidad en el hueso alveolar que soporta los dientes. El calcio es necesario para la salud de los huesos, los dientes, las contracciones musculares y otras funciones. Un aumento de la placa dental (biofilm) está asociado con la alta ingesta de sacarosa y se considera que la placa es el principal factor etiológico en el desarrollo y progresión de las enfermedades periodontales. Estudios documentan que un  alto volumen de placa está asociado con la gingivitis.

La desnutrición proteico-energética (DPE) en la primera infancia se relaciona con un empeoramiento del estado periodontal durante la adolescencia. Se ha sugerido que la DPE en la primera infancia afecta el sistema inmunitario en desarrollo, lo que posteriormente reduce la capacidad de la persona para responder a las bacterias patógenas periodontales.

El cáncer resulta de una interacción compleja entre factores genéticos y exposiciones ambientales. La nutrición y la dieta, pueden contribuir a un mayor riesgo de cáncer bucal. Algunas formulaciones dietéticas que incluyen nueces de areca o betel, muestran una asociación significativa con el desarrollo de cáncer oral. Por el contrario, ciertos alimentos parecen ofrecer una acción protectora contra este tipo de cáncer. Estos incluyen vegetales verdes, zanahorias, tomates y hortalizas crucíferas (col, brócoli, coliflor, rábanos, etc.) . Los mayores beneficios se obtienen cuando se ingieren estos alimentos crudos. El riesgo de cáncer oral puede reducirse ingiriendo diariamente frutas y vegetales. 

Los malos hábitos dietéticos y las prácticas de estilo de vida pueden producir daño oxidativo. Es bien sabido que el daño oxidativo induce el proceso de carcinogénesis al dañar el ADN (material genético de las células). Estudios documentaron un daño significativamente menor en la cadena de ADN entre quienes consumen muchos vegetales y frutas.

Los antioxidantes, incluidas las vitaminas A, C, E, el betacaroteno y el selenio, parecen tener un papel protector contra el desarrollo del cáncer oral.

La cantidad y composición de las grasas de la dieta está asociada al desarrollo o inhibición de tumores. Los alimentos ricos en grasas como la pasta, el queso, las carnes rojas, los alimentos fritos se relacionan significativamente con un mayor riesgo de cáncer oral. Por el contrario, el aceite de pescado y las verduras ricas en ácidos grasos poliinsaturados  omega-3, ayudan en la protección contra el cáncer.

La nutrición es un factor importante en la infección y la inflamación. Los estudios demuestran una relación entre la desnutrición y un estado inmunitario deteriorado. Es bien sabido que la desnutrición afecta tanto las defensas e  induce las enfermedades infecciosas. El mecanismo del aumento de las enfermedades infecciosas en la desnutrición se debe principalmente a un nivel elevado de glucocorticoides (la hormona del estrés) combinado con una defensa alterada de la saliva, disminúyenos así la respuesta inflamatoria. Esto da como resultado un mayor crecimiento de microorganismos y facilita su unión a las células de la mucosa oral, lo que provoca más daño. Se establece un circulo vicioso en estos pacientes porque las lesiones en la mucosa oral provocan dolor al comer y masticar, agravando aún más la desnutrición. Un ejemplo típico es la aparición de hongos en boca (candidiasis), infección muy frecuente en pacientes adultos mayores desnutridos.

Nutrición y salud oral

Malos hábitos

La nutrición y la salud bucodoental están inseparablemente asociadas entre sí. El estado nutricional deficiente puede afectar la salud bucal, mientras que un pobre estado de salud oral puede influir en la ingesta dietética del individuo y provocar desnutrición. Varios estudios establecen el papel que la mala salud oral aumenta el riesgo de varias enfermedades crónicas. Por ejemplo, se sabe que las enfermedades periodontales están asociadas con la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. La pérdida parcial o total de los dientes se asocia con una ingesta dietética deficiente y se relaciona con la enfermedad cardíaca coronaria y la enfermedad renal crónica. Las personas con pérdida de dientes experimentan dificultad a la hora de comer debido a la reducción de las capacidades masticatorias, lo que puede afectar la elección de alimentos y el estado nutricional. Con frecuencia, estas personas experimentan dificultad para ingerir alimentos más duros como frutas, verduras crudas y carnes y pueden preferir alimentos cocidos con texturas más blandas que pueden masticar sin molestias. La cocción puede alterar las propiedades antioxidantes de los vegetales. También existe la posibilidad de que las personas edéntulas ingieran alimentos de textura blanda, pero ricos en calorías y con alto contenido de grasas. Se ha comprobado que los que llevan prótesis removibles suelen tener un mayor consumo de carbohidratos refinados, azúcar y colesterol y son más propensas a una variedad de enfermedades sistémicas.

salud oral y nutrición

El vínculo entre salud oral y nutrición

Hay muchas formas específicas en que la nutrición puede afectar la salud bucal. Los más importante incluyen:

  • Tu dieta
  • Con qué frecuencia comes
  • Tus niveles de saliva
  • La hidratación

Tu dieta tiene un impacto significativo en todos los aspectos de tu salud y, la salud oral no es diferente. Ciertos alimentos como algunas frutas ácidas, almidones, azúcares simples y bebidas  carbonatadas pueden deteriorar el esmalte de los dientes, promover el desarrollo de caries y el crecimiento bacteriano en la boca. Esto no significa que debas eliminar todos estos alimentos de tu dieta, pero debes tener en cuenta la frecuencia con la que los consumes y con qué alimentos los combinas para promover la salud bucodental.

Espaciar las comidas en lugar de picotear constantemente a lo largo del día también es importante para la salud bucal. Cuanto más a menudo tus dientes y encías entren en contacto con los alimentos, mayor será la probabilidad de que los alimentos se vayan degradando y alterando el esmalte.

Tu saliva contiene enzimas que inician el proceso de digestión a medida que masticas y proteínas e iones que confieren propiedades antimicrobianas. Si no produces suficiente saliva ( por ejemplo, debido al envejecimiento, la falta de sueño o a algunos medicamentos), corres un mayor riesgo de caries e infección oral. Tu saliva también puede variar en el nivel de pH: una saliva más alcalina (menos ácida) promueve dientes y encías saludables, mientras que una saliva más ácida favorece el deterioro del esmalte y el crecimiento bacteriano. La cantidad y la calidad de la saliva son importantes.

Finalmente, la hidratación o la falta de ella afecta los niveles de saliva. De hecho, la hidratación está relacionada con casi todos los procesos del organismo y es esencial para la salud y el bienestar. Incluye también el ayudar a eliminar de la boca los alimentos que pueden promover la caries dental.

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Los grupos de especial importancia

Hay algunos grupos de población que son más susceptibles a los problemas de salud bucal, por diferentes razones, y que se beneficiarían especialmente de un enfoque en la nutrición para apoyar la salud bucodental. Estos grupos  son:

1.
Embarazadas

las náuseas, los vómitos, la boca seca, el aumento de las hormonas durante la gestación, son todos ellos factores que influyen en la salud oral de la mujer. Una adecuada alimentación y nutrición en este periodo de la vida es sumamente importante.

2.
Infancia

La caries dental es la enfermedad crónica infantil más prevalente en España. Un tercio de los niños entre las edades de 5 y 11 años tienen al menos una caries. Además, los niños y adolescentes de hogares de bajos ingresos tienen el doble de probabilidades de tener caries sin tratar en comparación con aquellos de hogares de mayores ingresos.

3.
Adultos mayores de 65 años o más

se estima que un 40% de los adultos mayores tienen caries dental sin tratar y el 35% tienen enfermedad periodontal. Además, la xerostomia (falta de saliva) así como la retracción de encías, hacen que sean más propensos a la caries. El estado de salud oral deficitario que se encuentra en muchos aludos mayores en nuestro país impide una adecuada masticación de los alimentos lo que empeora su nivel nutricional.

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A lo largo de toda la vida

¿Lo sabías ? Aproximadamente, 14 millones de personas en España tienen sobrepeso y 6 millones presentan obesidad.

Embarazo

Una buena nutrición maternal durante el embarazo es fundamental para una buena salud oral del bebé-. Los dientes de leche empiezan a formarse a la sexta semana de embarazo y se inicia su mineralización al 3º o 4º mes. Una adecuada dieta de la madre, especialmente rica en calcio, fósforo y proteínas, facilita este proceso.

Otras pautas para una dieta saludable durante el embarazo incluyen:

  • Ingesta abundante de todos los grupos de alimentos: cereales, frutas, vegetales, proteínas y productos lácteos.
  • Posible suplemento de hierro (si lo prescribe el médico) al ser frecuente la deficiencia del mismo durante el embarazo.
  • Suficiente consumo de ácido fólico procedente del pan enriquecido, vegetales de hojas verdes o suplementos, durante toda la edad fértil de la mujer, para prevenir defectos congénitos.

Los déficits nutricionales pueden originar problemas en el  desarrollo dentario así como en el volumen y composición de la saliva. Las deficiencias en proteínas y calorías, vitaminas A, C y D han mostrado tener efecto sobre el desarrollo dentario del futuro bebé.

Infancia y adolescencia

Los dientes continúan desarrollándose y mineralizándose desde antes del nacimiento (dientes de leche) hasta la adolescencia (muelas de juicio). Además, los demás tejidos del organismo están en constante reciclaje, y necesitan de un aporte continuo de nutrientes para favorecer el crecimiento y desarrollo.

Una dieta sana debe garantizar la correcta mineralización de dientes y huesos. Una vez erupcionados los dientes, los azúcares son sumamente perjudiciales y son una causa importante de caries, fundamentalmente los azúcares libres cuando son consumido con alta frecuencia.

El esmalte de los dientes en su proceso de maduración de la mineralización se ve influido por la saliva y el flúor (que los protege) pero también por aquellos alimentos cariogénicos (que producen caries).

En la primera infancia, el principal riesgo dietético suele ser el contacto oral constante con alimentos que contienen azúcares añadidos en el biberón.

En la adolescencia, el mayor riesgo proviene del consumo excesivo de bebidas energéticas y de refrescos

Adulto joven

Los adultos continúan necesitando una dieta adecuada para mantener sus estructuras, especialmente la piel, los tejidos conectivos y los huesos. También siguen teniendo riesgo de desarrollar caries, además de enfermedad periodontal.

Las deficiencias nutricionales reducen las resistencias a las infecciones y la capacidad de hacerle frente. Los signos de una deficiencia nutricional muchas veces se detectan en la boca.

Las deficiencias del complejo vitamínico B pueden causar lesiones en la comisura de los labios y cambios en la lengua. El deficit de hierro origina un color pálido en la lengua.

La disminución en la producción de saliva (boca seca) debido a la toma de determinados medicamentos, puede incrementar el riesgo de ciertas patologías bucodentales.

Adulto mayor

Los adultos mayores se enfrentan a una variedad de retos que pueden afectar a su salud oral y nutricional, y se encuentran en un especial riesgo de sufrir deficiencias nutricionales.

El envejecimiento afecta la capacidad de digerir y absorber los nutrientes. Debido a la hiposalivación, producto de la edad o de la toma de determinados medicamentos, se ven sometido a un mayor riesgo de caries. Asimismo, el apetito suele disminuir a la vez que se reduce el sentido del gusto y del olfato. La deshidratación es otro riesgo frecuente.

La soledad, unida a problemas económicos, lleva muchas veces a que el adulto mayor recurra a dietas poco saludables.

Un mal estado de salud oral o prótesis mal ajustadas, dificultan la masticación de muchos alimentos.

Muchas veces el adulto mayor no da importancia a su dieta, sobrepasado por otros problemas que considera prioritarios.

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Hábitos de alimentación saludable

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Nutrientes y alimentos
para unos dientes y encías sanos

Muchos nutrientes desempeñan un papel en la salud bucodental. Entre ellos, los que forman el esmalte dental, constituyen a la salud de las encías y al tejido bucal, reducen las bacterias nocivas de la caries, equilibran los ácidos y mantienen los dientes fuertes. Intenta incluir a los siguientes en tu dieta:

Calcio

El calcio es un mineral esencial para la formación y el mantenimiento de huesos y dientes. El consumo de alimentos con calcio hace que el mineral sea absorbido por el torrente sanguíneo para que pueda utilizarse en la formación y conservación de los dientes. Se ha demostrado que el consumo de leche y yogur reduce la erosión dental, en parte porque el calcio actúa como amortiguador de los alimentos con pH ácido que, de otro modo, erosionarían el esmalte dental.

Los principales alimentos que contienen calcio son:

  • Tofu
  • Leche, yogur y queso
  • Verduras de hoja verde
  • Judías
  • Trucha, salmón y almejas
  • Calabaza
Zinc

El zinc es otro mineral que contribuye a la cicatrización y reparación de los tejidos. Si tienes aftas, es más probable que tengas carencia de zinc, por lo que consumir más alimentos con zinc podría mejorar esta dolorosa afección.

Los mejores alimentos con zinc son:

  • Ostras, cangrejos y gambas
  • Carne de vacuno
  • Cereales enriquecidos
  • Semillas de calabaza
  • Carne de cerdo
  • Pavo
Probióticos

Los probióticos son bien conocidos por su papel en el mantenimiento del intestino, la piel y un sistema inmunitario sanos, pero también son importantes para la salud bucodental. Las bacterias buenas ayudan a evitar que las bacterias nocivas provoquen enfermedades bucales como la caries y la periodontitis, que son dos de las infecciones bacterianas más comunes en los seres humanos.

Algunas de las cepas más eficaces que puedes apoyar con tu dieta son S. salivarus, una cepa bacteriana presente poco después del nacimiento en la boca y el intestino, que se cree que ayuda a controlar la inflamación y la respuesta inmunitaria y previene la caries dental. Otras cepas importantes son L. reuteri y L. paracasei, que también pueden ayudar a prevenir la caries.

Entre los alimentos probióticos y prebióticos que se pueden consumir se incluyen:

  • Ajo
  • Alcachofas
  • Cebollas
  • Puerros
  • Espárragos
  • Yogur
  • Kéfir
  • Miso
Antioxidantes

Los alimentos que contienen nutrientes antioxidantes como las vitaminas A y C están relacionados con una mejor salud de las encías. La enfermedad de las encías, también conocida como enfermedad periodontal, comienza con la inflamación de las encías (gingivitis). Los antioxidantes de la dieta ayudan a reducir la inflamación nociva del organismo, y la vitamina C es un potente nutriente cicatrizante responsable de la reparación de tejidos como las encías.

Los alimentos que contienen antioxidantes son:

  • Cítricos
  • Verduras de hoja verde
  • Cereales integrales
  • Zanahorias, boniatos y calabaza
  • Tomates
La vitamina D

Los alimentos que contienen vitamina D son excelentes porque ayudan al organismo a utilizar y regular el calcio y el fosfato, ambos cruciales para la salud bucodental. Una menor cantidad de alimentos con vitamina D en la dieta está relacionada con un mayor riesgo de caries.

Los alimentos ricos en vitamina D son:

  • Pescados grasos como el salmón y la trucha
  • Huevos
  • Setas
  • Lácteos
  • Sucedáneos de la leche enriquecidos
  • Carne de cerdo
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